Un artículo de about.com habla de las tendencias de marketing para el año 2010. Dice que el marketing a través de redes sociales, la publicidad en el móvil, la promoción en tiempo real y los programas de fidelidad van a marcar el mayor índice de crecimiento en el sector. Yo añadiría un elemento más: las estrategias de recomendaciones (Laura Lake también lo piensa).
En un mercado en el que la gente busca recompensas a causa de la crisis, en el que la gente está conectada (vía telefonía móvil y vía redes sociales) y en el que las empresas hacen un esfuerzo por fidelizar a sus clientes (y por ende cuentan con su favor) está claro que van a empezar a florecer las promociones de “díselo a un amigo”. Nosotros mismos estamos llevando a cabo algunas acciones de ese estilo y funcionan muy bien: Trae un amigo y te descontamos X dólares de la factura suena muy atractivo en la coyuntura actual.
Eso sí, para que la estrategia funcione tienen que confluir los tres datos que he mencionado arriba:
1. Tu cliente tiene que moverse por dinero. Si el precio de tu producto no es uno de sus atractivos olvídate de la estrategia. No puedes convencer a un amigo para que compre un artículo de lujo para tú ahorrarte así unos dólares porque el valor del artículo de lujo reside principalmente en su precio, claro.
2. Tu cliente tiene que estar bien conectado y el servicio que ofreces debe ser universal. Si trabajas para empresarios nuevos o tu producto no es algo que necesiten TODAS las personas que trabajen en el sector al que sirves, la estrategia funcionará peor. Si trabajas para holdings o empresas microespecializadas no hay muchas posibilidades de que te recomienden. Del mismo modo, es fácil conseguir que un empresario que quiera una web hable con otro empresario que quiera una web porque a ambos les hace falta. Pero es difícil que alguien que se ha hecho una operación de cirugía convenza a otra persona con una fisionomía distinta de que haga lo mismo.
3. Tu cliente debe estar fidelizado. Si el producto que ofreces es una basura y si no tratas a tu cliente convenientemente no te recomendará ni por todo el dinero del mundo. Una amistad vale mucho más que unos cuantos dólares. Por lo tanto, sólo te recomendarán aquellos que estén muy satisfechos con tu producto.