La nueva campaña de Seguros Pelayo combina con maestría cuatro elementos básicos en cualquier campaña de publicidad. La emoción, la proposición única de venta, los tiempos y la figura del siempre complicado prescriptor.
Habitualmente las campañas hechas con más cariño vienen de los pequeños. La última campaña de Pelayo, que merece todas las felicitaciones del mundo, es una buena muestra de ello.
Seguramente estos días te habrás descubierto cantando “estar enamorado” de Raphael (o habrás tenido que aguantar a tu compañero de oficina tarareando todo el rato). Es el primer acierto de la campaña de Pelayo: una melodía martilleante, muy similar a los cánticos de los campos de fútbol e interpretada por Raphael.
Pero no es el único acierto. De hecho, la campaña da en el clavo en cuatro aspectos más:
· El timing: Estamos todavía a varios meses de la Eurocopa. En breve, quizás a partir de abril, nos atiborrarán con anuncios de la selección. Anunciándose ahora Pelayo logra la atención de todos los fans de la roja antes de que se saturen.
· La emoción: La campaña es puramente emocional, con un montaje tipo clip con múltiples planos, con abrazos, efusividad, alegría, cansancio… y habla del compromiso y del esfuerzo que conlleva. Uno no puede sino emocionarse.
· La proposición de venta: La propuesta es muy simple: si no estás contento, te regalamos un año de seguro. Una propuesta muy ambiciosa, como la de El Corte Inglés en su día.
· El prescriptor: Pelayo solía tirar mucho de la prescripción directa por parte del seleccionador nacional. En este anuncio, Vicente del Bosque, tiene una aparición clara pero discreta.
No es sólo un buen spot, es un spot muy bien trabajado por detrás. Queda constancia en el vídeo del making-off: