McDonald’s es una de las enseñas que más promociones hace. Cada día tienes una promo distinta: una nueva hamburguesa, un regalo con tu menú, un nuevo producto a precio promocional… Y si te fijas es muy complicado encontrar a un empleado que no esté debidamente informado de la promoción. Todos la conocen a la perfección… con lo difícil que es eso. ¿El secreto? El sistema de microrreuniones al que están acostumbrados.
McDonald’s tiene por política adecuarse a la cultura en la que aterriza: piensa en global, actúa localmente. Sin embargo, allá donde va no renuncia a esa costumbre tan “anglo” que tienen de reunirse asiduamente, casi todos los días, por periodos muy breves de tiempo. Esta es la receta de McDonald’s:
Reuniones con una cadencia determinada
Todos los empleados de la enseña conocen las fechas en las que se reúnen. Hay reuniones de personal con gerencia, de gerencia con franquicia, de supervisores con gerencia… Y todas tienen un día y una hora de la semana fijadas.
Información previa
Todo el mundo sabe de qué se va a hablar en las reuniones (en la mayor parte de los casos) de modo que pueden ir preparados a la cita. Los objetivos son muy claros.
Brevedad ante todo
Las reuniones son siempre breves. Tienen una duración definida de media, una o dos horas a lo sumo. Eso te obliga a tomar las decisiones rápidamente y a permanecer atento.
Poco pobladas
No hay muchas reuniones masivas, la mayor parte de las reuniones se producen entre dos, tres o cuatro personas a lo sumo.
Muy verticales
Y además son reuniones muy verticales: no están preparadas para que cada empleado informe de lo que está haciendo a todos los demás –tanto a los que les interesa como a los que no- sino para que se informe muy brevemente sólo a quienes les interesa (superiores o inferiores).
Reuniones en las que se establecen obligaciones
Finalmente, aunque algunas reuniones tengan carácter meramente informativo, la mayor parte de ellas concluyen con una serie de tareas que se asignan a cada asistente y que serán revisadas en la próxima reunión.